La gasificación es un proceso que convierte materiales carbonosos orgánicos o basados en combustibles fósiles en un gas sintético. Esto se logra haciendo reaccionar el material de desecho a altas temperaturas (>700 °C), sin combustión, con una cantidad controlada de oxígeno a través de la recirculación de gases de escape (EGR). La mezcla de gases resultante se denomina gas de síntesis y es en sí misma un combustible. La energía derivada del gas de síntesis se considera fuente de energía renovable si los compuestos gasificados se obtienen a partir de biomasa o residuos fósiles no reciclables residuales. El proceso utiliza EGR, que es un gas de escape que ya se quemó y se devolvió directamente al sistema. La ventaja de reciclar los gases de escape directamente en el gasificador son las emisiones resultantes ultralimpias para el medio ambiente, lo que permite la producción de gas limpio a partir de combustibles que de otro modo serían problemáticos. Este gas limpio se quema a 1100 °C, luego se enfría más a 600 °C y se enfría nuevamente a 50 °C. Este gas de escape a 50°C es ultra limpio. El sistema CTEC ya ha superado el requisito de emisiones europeo.